miércoles, 20 de agosto de 2008

MI CORAZÓN PARCHADO




Cuando te conocí tenía el corazón parchado por la vida que me tocó vivir, sumida en la melancolía de mis días, de mis noches vacías, de mi cansado caminar por el mundo... cada paso era acompañado por la soledad, sin motivos para dar, sin ilusiones qué contar.
Y me imaginaba que un día llegaría a mi un nuevo amor, aquél que en mis sueños locos imaginaba cual príncipe que en su blanco corcel escalaría esa torre en la que me encontraba, para tomarme en sus brazos y llevarme hasta las nubes y el cielo... y le daría todo este caudal de ternura y amor que oprimía mi pecho, que saturaba mi piel en la constante espera de ese amor.

Y mírame ahora aquí, de nuevo sola, emergiendo de la nada, perdida en la distancia, con los ojos opacos de tantas lágrimas vertidas en aras de un mal amor... ¡ Qué triste es vivir en la soledad !
Después de entregar más que la vida misma, después de soñar que vivía ese amor aún en la distancia, sin saber que el ayer está tatuado en sus venas, en su piel, en su alma y corazón y yo sin tener esa llave que le permita dejar volar ese pasado... sí... sin fuerzas para luchar, sin fuerzas para llorar más me quedo aquí sentada, escribiendo letras sueltas que dejen salir este sentimiento que me atrapa, que me lascera y me lastima con esa lentitud en agonía... con esa suavidad que se va metiendo lentamente cual puñal en medio del corazón...

Quiero callar, quiero soltar todo este sentimiento malsano que me oprime el corazón, que es como llaga en cada letra, como dulce soledad que me acompaña... como desamor perdido en la distancia... como tu amor ... ¡ quimeras !

Déjame decirte que esta noche, tomé mi corazón parchado por el cruel destino, le puse una venda a su herida.... y con dulce resignación ... casi con veneración, como se venera a ese héroe de batalla que se entregó con intensidad, que dió su vida misma en aras del amor... lo llevé entre mis manos hacia ese mar en calma y ahi... con las lágrimas de resignación lo deposité suavemente en la arena tibia de mi mar.... envuelto con la brisa marina y el llanto suave de las gaviotas que me acompañaban... aquéllas gaviotas que fueron testigos de mis cuitas de amor.... de mis paseos admirando el ocaso, con los pies desnudos cobijados por las olas de ese mar.... y entre llanto, brisa, mar y soledad..... dejé que lentamente se perdiera entre las olas espumosas... para que no sufra más.... para que no lo vuelvan a lastimar... para que sepa que aún cuando supo tanto amor regalar... finalmente se quedó cobijado por las olas.... por las nubes.... en el fondo de mi mar.....


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"LA DISTANCIA ES COMO EL VIENTO, PORQUE AGIGANTA LOS GRANDES AMORES"