Y ahí en ese inmenso universo tu rostro, tierno, dulce, opacando tu mirada el brillo de los luceros, sembrando en mi interior el más grande amor que pudiera sentir en la vida, haciendo germinar esa semilla de amor, de fe y esperanza, de locura y ansiedad, queriéndote mirar en ese cielo inmenso que me atrae cual mariposa a la luz. Amor inmenso que me hace escribirte las letras más hermosas que pueda encontrar, resumiendo en una palabra el significado de amar.
Soy como esa mariposa triste por tu ausencia, esperando con ilusión el verte cada día, para callar el clamor y esta ansia mía de perderme en tu mirada, de una suave caricia de amor, porque son tus manos aladas en las que pierdo ese temor ante la vida, en esa caricia sentida que me das con dulce amor.
En cada verso escrito encontrarás tu nombre, hermoso y grande, cual Atlas que me acompaña en cada fría mañana abrazando mis sentidos, mi sed de amar y también mi soledad, la sensación de encontrar un beso de tus labios perdido en el viento, que me haga sentir que me quieres con ese dulce afán y de anhelar tenerte toda una eternidad.
Dulce amor mío... ser que me llena de ansias a pesar de las distancias, que emite un te quiero con suave ternura, siendo sus brazos refugio a mi sed de amar, noches bellas que en suspiros te miro llegar, con esa forma tan tuya de hacerme despertar a la más linda ilusión que llena mi corazón, la de tenerte a mi lado, olvidarme del pasado y decirte en un susurro cuánto yo te he amado.
Sabes cuánto te quiero, que por tenerte a mi lado cada noche muero, desatando las tormentas aquí en mi interior, para dejarme sumida en el más suave sopor.
Te amo por todo lo que eres, por lo que me haces sentir, por la dulce agonía de verte cada noche partir y esperar con ansias la llegada del nuevo día, para volverme a sentir en tus brazos vida mía...
En tus manos está mi vida, mi alma y corazón cual mariposa enamorada de la vida y el amor.
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